
Se acerca el verano y a muchas personas aún les cuesta respirar con normalidad. Los meses de abril y mayo resultan especialmente difíciles para quienes presentan la llamada alergia o rinitis estacional. La explicación es muy sencilla: la alergia más prevalente corresponde a la generada por el polen del olivo y las gramíneas, que comienzan su proceso de polinización durante estos dos meses.
Para prevenir el desarrollo de alergias la Dra. Toscano, especialista en Alergología de la Clínica Universidad de Navarra, explica que “si existe la posibilidad, la lactancia materna puede proteger al bebé, hasta cierto punto, de desarrollar alergias en el futuro”, pero aclara que “el uso de vacunas es el único tratamiento capaz de modificar el curso natural de la enfermedad alérgica”. Este tipo de vacunas actúan contra el alérgeno específico y, generalmente, se mantienen entre 3 y 5 años consecutivos. Suelen administrarse por vía sublingual (comprimidos bajo la lengua) o subcutánea (mediante una inyección).
Aquellos que habéis sufrido los síntomas de esta patología os preguntaréis cómo podéis prepararos para minimizar los síntomas: estornudos, congestión y secreción nasal, dermatitis atópica, eccemas en los párpados, tos o pitos en el pecho, entre otros. Más allá de la medicación pautada por un profesional médico, la Dra. Teresa Toscano nos ofrece algunas pautas para reducirlos:
- Utilizar mascarilla en ambientes de mayor exposición
- No ventilar la casa a primera ni última hora del día
- Realizar frecuentes lavados de nariz y ojos
- Ducharse y lavarse el pelo justo al llegar a casa para retirar los restos de polen
- Utilizar la medicación solo bajo prescripción médica
- Acudir a un especialista para valorar la necesidad de una vacuna