
Según los últimos datos publicados, la gripe ya se considera una epidemia de grado alto en la mayoría de las provincias de nuestro país.
En muchas ocasiones las alarmas se disparan cuando sentimos dolor de cabeza, molestias de garganta o congestión… ¿he sido contagiado por el virus?
Antes de acudir al médico, es necesario intentar distinguir los síntomas del resfriado y de la gripe: ¿cómo podemos aminorar las molestias del virus durante nuestra convalecencia?
Además del tratamiento prescrito por el médico, podemos combatir los 5 síntomas más molestos siguiendo las siguientes pautas:
En el caso de los que se conoce como “grupos de riesgo” (ancianos, fumadores, pacientes con EPOC, otros enfermos crónicos, etc. ), hay que tener en cuenta que corren el riesgo de sufrir mayores complicaciones relacionadas con esta infección, y en casos extremos puede suponer una amenaza real para su vida. En estos casos es imprescindible un mayor seguimiento médico.
En estos grupos, existen algunas señales de “emergencia” que requieren la atención médica inmediata:
- En el caso de los niños:
- Respiración acelerada o dificultad para respirar.
- Piel de color azulado.
- Fiebre con erupciones en la piel.
- Empeoramiento de la tos.
- En el caso de los ancianos:
- Dificultad para respirar o falta de aliento.
- Dolor o presión en el abdomen.
- Vómitos o diarrea frecuente y/o persistente.
- Mareos, confusión, alteración de la consciencia.
Es conveniente recordar que la prevención es la mejor arma para evitar el contagio.
La vacuna de la gripe se administra hacia septiembre y protege entre un 50 y un 80 por ciento. Es aconsejable para todos, especialmente a los menores de dos años, personas mayores de 65 o enfermos crónicos, cardiacos, respiratorios, renales, etc.