
En mayo de 2015, en pleno fragor por mantener al equipo en Segunda División, el entonces entrenador de Osasuna, Enrique Martín Monreal, sufrió una angina de pecho por la que fue intervenido de urgencia en la Clínica Universidad de Navarra.
“Ya había sentido anteriormente algún dolorcillo en el pecho, pero no le di importancia. Aquel día me desperté con ese dolor y se lo comenté a mi mujer, que es ATS. Ella me dijo enseguida: Seguro que es una angina de pecho”. El también ex jugador acudió de urgencia a la Clínica Universidad de Navarra donde, tras diferentes pruebas diagnósticas, decidieron su ingreso y posterior intervención.
El procedimiento consistió en un cateterismo mediante el que le implantaron dos stents en una de sus arterias coronarias. “Cuando entré en el quirófano –recuerda en el vídeo– le dije al Dr. Calabuig: ‘Doctor, ¿voy a poder entrenar?’ Y él me dijo rotundamente: No te quepa duda”. Tiempo después, Martín reconoce que ser entrenador “de alguna manera te pasa factura. Estamos sometidos a muchas emociones”.
A pesar de la gravedad de aquel momento, rememora su primera entrada al quirófano como “algo impresionante. Una enfermera me preguntó si me gustaba la música… El doctor me explicaba cosas que yo iba viendo en la pantalla. Fue todo muy ameno, muy llevadero, nada tenso”. Eso sí, “cuando el doctor me dijo que ya había terminado me entró el bajón y empecé a llorar como un niño”.
Enrique Martín Monreal consiguió esa temporada que el equipo se mantuviera en Segunda División y, la siguiente, una de sus mayores gestas deportivas, que Osasuna subiese a Primera. “En el último partido ya perdí el control. Fue un momento impresionante. Muy parecido a cuando finalizó mi intervención en el quirófano”. El entrenador se siente afortunado de poder decir que “una de las temporadas más apasionantes de mi vida deportiva, la del ascenso, ha coincidido con esta circunstancia”. Su lección: “Vivir el momento cada día, con la ilusión de una día poder llegar a la meta”.