
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las lesiones más repetidas en los partidos de fútbol, el esquí o en las artes marciales. Se produce cuando el deportista realiza un giro de rodilla mientras el pie permanece fijo. Esta rotura afecta a la cinemática de la rodilla produciendo episodios de inestabilidad que la inhabilitan para la práctica deportiva de nivel.
El tratamiento convencional consiste en una intervención quirúrgica en la que se sustituye el ligamento cruzado anterior desgarrado por un injerto de tejido del propio paciente (como el tendón rotuliano o los tendones de la pata de ganso), u otros obtenidos de donantes (aloinjertos). En estos casos el perfil de los pacientes suelen ser personas jóvenes, activas y deportistas habituales. Tras la operación, la reincorporación plena a las actividades deportivas es tardía ya que no se produce hasta después de los 6 meses, tiempo requerido por el nuevo ligamento para adquirir la madurez y propiedades mecánicas similares al original.
En los últimos años, se han producido avances y mejoras en las técnicas de fijación del nuevo ligamento y en el entendimiento de la mecánica del mismo. Por primera vez en España, un equipo de cirujanos ortopédicos de la Clínica Universidad de Navarra han realizado con éxito una intervención quirúrgica pionera que consigue reparar el ligamento cruzado lesionado utilizando para ello el propio tejido del ligamento lesionado.
Esta operación sin injertos ha sido desarrollada en Suiza por un equipo de cirujanos especializados en lesiones deportivas y sólo puesta en práctica en algunos hospitales de este país y Alemania. Se considera adecuada para el tratamiento de pacientes atléticos activos y trabajadores cuya actividad requiere un alto grado de estabilidad y propiocepción (sensación profunda obtenida por los receptores del sistema osteoarticular y muscular).
Según el doctor Andrés Valentí, especialista del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universidad de Navarra, la restauración del propio ligamento cruzado anterior ofrece 4 ventajas importantes respecto al procedimiento convencionales que proporcionan una mayor satisfacción del paciente:
- Estabilización mecánica de la rodilla de forma inmediata: lo que permite una rehabilitación más temprana, promoviendo la autocuración de la rotura y restaurando la sensibilidad profunda o propiocepción.
- No se requiere tomar tendones o injertos del propio paciente: a diferencia de la cirugía convencional, esta circunstancia incide tanto en la reducción de la extensión de la cirugía, como en un mejor control del dolor postoperatorio y en la inexistencia de debilitamiento de los músculos tomados como injerto.
- Costos socio-económicos menores: la discapacidad laboral después de la sutura ligamentosa dura de media menos tiempo que tras la reconstrucción clásica.
- Recuperación de la propiocepción (sensibilidad profunda) original.
En cuanto a la condición previa para poder aplicar esta nueva técnica, según afirma el doctor, es necesario que el ligamento cruzado conserve “la vitalidad y capacidad suficiente para poder realizar la sutura». Esta circunstancia tiene más posibilidades de que ocurra durante las primeras semanas inmediatamente posteriores a la lesión del ligamento, por lo que se recomienda que la nueva técnica quirúrgica se aplique dentro de las primeras 3 semanas desde el evento traumático. «En principio, las rupturas crónicas no son susceptibles de esta técnica quirúrgica. No obstante, este plazo de tiempo que se considera adecuado para la cirugía está siendo intensamente investigado y es posible que en el futuro se consiga la reparación del ligamento en lesiones de más de tres semanas», concluye.