
Las personas mayores son especialmente vulnerables ante la depresión por algunos factores contextuales como la soledad y los duelos emocionales que acompañan esta etapa de la vida. La pérdida de seres queridos, el deterioro de la propia salud, la jubilación, el cambio en el estatus social y económico o la pérdida de la autonomía son solo algunos de ellos. Sin embargo, también hay que estar atentos a los factores biológicos del envejecimiento y de cada persona en concreto.
Por eso, es importante prevenir el desarrollo de la depresión en la tercera edad, tal y como indica el Dr. Pla Vidal, especialista en Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra, a través de algunas pautas:
- Practicar ejercicio físico regular.
- Mantener una vida social activa.
- Afrontar la vida con una actitud flexible y proactiva.
- Controlar los niveles de estrés.
- Seguir una dieta mediterránea.
- Recordar la propia vida desde una perspectiva positiva, conservando los valores y la capacidad de mejora personal.
- Mantener una visión trascendente de la vida con una práctica religiosa activa.
- Cuidar los factores de riesgo cerebrovascular (presión arterial alta, colesterol, diabetes o tabaquismo, entre otros).
Según el Dr. Pla: “lo bueno es que existen tratamientos verdaderamente eficaces para abordar la depresión en la tercera edad: los antidepresivos en lo farmacológico, la psicoterapia o la terapia electroconvulsiva, que resulta de primera elección en algunos de estos pacientes. Otras terapias pueden cooperar a la mejora del paciente, pero no tienen una eficacia demostrada por sí mismas, como son la luminoterapia, la musicoterapia, el ejercicio físico regularo la terapia con productos naturales, entre otras.”